Opinión personal de Anggie Padrón
Es necesario recordar que el planeta Tierra es
nuestro hogar y, como tal, debemos protegerlo. ¿De qué sirve explotar y
disfrutar, ahora, de todos los recursos que nuestro hogar posee, si, a ese
ritmo, muy pronto no quedará nada de él? La respuesta es simple, no sirve de
nada, porque lo único que hacemos al extraer recursos de la Tierra de forma tan
abrupta y constante es drenar la vida del planeta, la cual se encuentra
deteriorada. Mientras los humanos gozamos de la buena vida gracias al regalo de
la Madre Naturaleza, nuestro hogar agoniza. La vida del planeta se marchita y,
a este paso, muy pronto no tendremos un hogar donde habitar.
Es lamentable entender que la humanidad es tan
egoísta que no piensa, o no le importa, el bienestar de las generaciones
futuras. Quienes también tienen
derecho a vivir y disfrutar del regalo que día a día nos brinda nuestro hogar. Hoy en día, el hombre sólo se dedica a satisfacer su ambición, sin importar las consecuencias de sus actos, que se ven reflejados en la contaminación, el deterioro de la capa de ozono, extinción de especies, entre otros.
Si bien la contaminación sónica no perdura en el tiempo, como otros tipos de contaminaciones, puede afectar la armonía y el equilibrio del medio ambiente. Además, puede causar severos daños a la salud de los seres humanos y, si afecta al hombre, también a los animales; no debemos olvidar que ellos son parte importante de la naturaleza.
En el desarrollo de esta investigación, he
comprendido que, actualmente, el hombre no posee un pensamiento enfocado a la
sustentabilidad. Esto debe empezar a cambiar pues, de seguir así, en un futuro
no muy lejano la Tierra será inhabitable. Debemos aprender a vivir en armonía
con el medio ambiente y a cuidar el único hogar que conocemos. Hay que dejar
atrás esa mentalidad básica y ambiciosa que nos prohíbe entender el daño que le
hacemos a la naturaleza y a nosotros mismos. Recordemos que: “La Tierra no es
la herencia de nuestros padres, sino el préstamo de nuestros hijos”. Gracias a
esta investigación, he abierto los ojos a la realidad que nos rodea. Entendí
que el futuro de nuestro hermoso planeta depende de nosotros. Nuestro hogar nos
necesita, es hora de responder a su llamado y devolverle todo aquello que nos ha
obsequiado.